Hilda Lizarazu antes de presentar su trabajo Las vueltas de la vida este sábado en la sala Siranush, en el barrio de Palermo. «Opto por la simpleza y lo lumínico de las cosas», indicó. ¡Entrá a la nota!
No puede evitar mirar hacia arriba. Ella lo admite “miro el cielo, y me gusta ver las cúpulas cuando estoy en la ciudad”, pero incluso para pensar una respuesta busca inspiración tirando su cuello hacia atrás, de manera completamente inconsciente. Pero no busca ayuda divina, Hilda Lizarazu pareciera buscar el aliento de quien está en el agua y necesita cargar sus pulmones, toma impulso.
Vive el día a día, pero tiene tiempo de reflexionar sobre lo que hace o incluso lo que hizo. “Mi esencia es la que me tiene así, feliz. Le doy más importancia a una existencia luminosa que al lado oscuro, aunque también pueda verlo, pero trato de irradiar una dicha. Suena trillado, pero opto por la simpleza y lo lumínico de las cosas, este presente constante que me hace elegir que la vida es algo que uno tiene que respetar, y disfrutar porque es corta”, refrenda la cantautora en charla con DiarioShow.com.
A fines de 2015 editó “Las vueltas de la vida” y hoy lo presenta en la sala Siranush, en el barrio de Palermo, para lo que se prepara con ansias. “Encuentro que en el disco todo el tiempo evoca la libertad. Lucía (en la canción y corte de difusión “Lucía, la equilibrista) le abre la jaula al oso, que es el del tema de Moris. En “Los hermanos”, cóver de Atahualpa Yupanqui, hay una hermana que se llama Libertad. En estrella fugaz también.
Buscando esa libertad que es nada más que la de uno. Sale sin pensarlo, pero sintiendo que uno mismo se encarcela o se libera”.
En medio de la charla se da cuenta que los tres temas finales tienen que ver con el agua: “Este es el viaje que hago: empieza con ‘La balsa’ (cóver de Los Gatos), que naufraga en el Río de la Plata, ahí se encuentra con el sireno (tema “El sireno del Río de la Plata”), y desemboca en Iguazú. Siempre están los cuatro elementos, en el arte, en lo cotidiano.
La naturaleza es inigualable y maravillosa. A mí me gusta ver el horizonte. Si estoy en la ciudad busco el río, el cielo abierto”. Para concluir, la también fotógrafa afirma que antes de cualquier profesión, ella es “una buscadora de belleza. La belleza real está donde vos sentís que algo es bello, no en lo que te dicen. Y tengo la necesidad de expresar la belleza bajo mi subjetividad, es casi un desahogo”.