El escritor estadounidense que residió por más de dos décadas en las afueras de la ciudad, en una finca suya, La Vigía, solía tomar «daiquiríes» en el bar-restaurante donde, se dice, retocó el borrador de «Por quién doblan las campanas».
En «El Floridita», un bar-restaurante en La Habana que cumplío en el 2012 185 años, el mito preferido es Ernest Hemingway, pero un cóctel también mítico «bautizado» por un italiano hace olvidar por un rato al autor de «Por quién doblan las campanas».
Ambos confesaron que, hasta ese minuto, habían tomado dos rondas de la mezcla de ron cubano blanco, limón, azúcar y hielo muy triturado. No sabían que en la «creación» del daiquirí quedó parte de la leyenda Giacomo Pagliuchi, un italiano que fue integrante del ejército independentista cubano en el siglo XIX.
«Hemingway y su vida en Cuba es interesante. El daiquirí es refrescante, maravilloso», explicó a ANSA Franco, un italiano de vacaciones, mientras disfrutaba del cóctel en una mesa del atestado establecimiento, acompañado por una esplendorosa dama que, sonriente, explicó en inglés que no era «italiana».
Pagliuchi, que era ingeniero minero, trabajaba junto al estadounidense Jennings Cox, en una mina en el caluroso este del país. En medio del trópico de Cáncer, Cox quiso refrescarse mezclando ron local con zumo de limón y azúcar. Su amigo italiano dio el visto bueno «bautizando» el «trago» como Daiquirí, el nombre de una bahía en la región.
A primera visita «El Floridita» parece modesto. Ocupa un local en plena «Habana vieja», el sector más antiguo de la capital cubana, y por los alrededores de su entrada suele deambular un personaje que recuerda de inmediato a Hemingway.
El descubrimiento fue tan «importante» que en 1909 el almirante Lucius W. Johnson, un médico de la marina de los Estados Unidos, probó la bebida y la introdujo poco después en el Club del Ejército norteamericano, ubicado en Washington.