Una multitud celebró este domingo el 50° aniversario del Jardín Japonés y disfrutó de shows de baile y música típicos de la cultura nipona, además de 100 puestos de comida, regalos y artesanías montados en el tradicional paseo de la Ciudad de Buenos Aires.
«Este jardín es un símbolo de amistad entre Argentina y Japón», destacó el embajador Noriteru Fukushima, quien inauguró la celebración y pidió tender «un puente entre los corazones de los dos pueblos».
«Le agradecemos a los argentinos porque siempre han sido muy generosos con la comunidad japonesa», agregó el embajador de Japón, quien recordó que este año se cumplieron 131 años desde que llegó el primer inmigrante de su país a Argentina.
Los festejos se iniciaron antes del mediodía con la inauguración del «Torii» -pórtico típico que simboliza la vida eterna- y el descubrimiento de una placa conmemorativa, acto del que participó el presidente de la fundación que administra el popular paseo, Kazunori Kosaka.
En un escenario se desplegaron shows de música y baile entre los que se destacaron el espectáculo de Taiko -tambores típicos de Japón- y el de la Banda Militar «Tambor de Tacuarí» del Regimiento de Infantería 1 Patricios, que al final brindaron un concierto en conjunto.
«Esta maravillosa obra que podemos disfrutar los argentinos es un ejemplo de muchos de los valores que tiene la cultura japonesa», aseguró el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, y citó entre ellos «la austeridad, humildad, esfuerzo y cultura del trabajo». «Enriquecer las relaciones entre los pueblos es muy importante», añadió Ibarra.
El predio alcanzó la capacidad máxima de asistentes hacia el mediodía, según comentaron las autoridades del paseo. Largas filas de personas se formaron sobre la Avenida del Libertador para ingresar al espacio, a pesar de la jornada fría en la ciudad.
«Vine con mi familia y la pasamos muy bien, comimos cosas muy ricas en los stands», relató Cecilia, quien llegó junto a su marido y sus dos hijas.
A otra de las visitantes, Marcela, el festejo le pareció «espectacular». «Es un pequeño rincón en medio de la ciudad lleno de paz y de cosas lindas, los estanques llenos de peces Koi, los árboles, la ambientación», destacó.
«Me gusta porque es un encuentro intercultural», opinó Lautaro, quien visitó el predio por primera vez, aprovechando la gratuidad del ingreso.
El espacio, situado en el cruce de las avenidas Casares y Figueroa Alcorta, en el barrio de Palermo, abre de 10 a 18 y hoy no se cobró entrada a los visitantes para participar de la celebración organizada por la Fundación Cultural Argentino Japonesa.
El Complejo Cultural y Ambiental Jardín Japonés tiene una superficie de tres hectáreas y fue creado en 1967 para recibir a los actuales emperadores de ese país asiático, Akihito y Michiko, por entonces príncipes herederos, que visitaban por primera vez la Argentina.
La colectividad nipona le pidió permiso a la municipalidad de Buenos Aires para construir un jardín típico, a lo que el gobierno porteño contestó con la cesión del espacio que por entonces tenía la Plaza Japón, donde estaba el Faro Tourou, escultura donada por el gobierno japonés para los festejos de los 150 años de la Revolución de Mayo.
Dentro del Jardín hay un lago con un gran número de peces propios de Japón, además de una cascada, dos puentes y la primera Campana de la Paz Mundial, hecha con medallas y monedas donadas por otros países, que estuvo emplazada en el edificio de las Naciones Unidas desde 1954 y fue recibida en el predio del Jardín en 1995.
También hay un restaurante de cocina tradicional, una casa de artesanos y un vivero con especies autóctonas y típicas japonesas, como bonsai, kokedama, sakura y azaleas.
Desde 1989 la Fundación Cultural Argentino Japonesa administra el espacio con los objetivos de «mantener el patrimonio histórico, cuidar el medio ambiente y difundir la cultura japonesa de excelencia».