Por Luciano Elicabe Urriol, Barista en Café
Sorprender a los amigos con un café digno de un paladar gourmet no es difícil. El secreto está en practicar los procedimientos, contar con muy buena materia prima y poseer una excelente maquina espresso.
En nuestra actividad profesional, implementamos un sistema al que bautizamos como “el de las 5 M”. Y se lo transmitimos a los profesionales gastronómicos para asegurar que llegue al pocillo el 100% de la calidad de la mejor selección de granos. ¿Por qué entonces no divulgar el secreto a quienes gustan de invitar a sus amigos a la casa para deleitarse con los aromas y sabor del café?
Para situarnos en la pasión por un espresso, expliquemos cada una de las cinco “M” en una recorrida por sus técnicas y fundamentos. O sea, lo que hay detrás de un pocillo de café: “Mezcla”, “Molienda”, “Máquina”, “Mano” y “Misión”.
La “Mezcla”, es aquella que hace al alma del blend. Tiene que gozar de una calidad a la altura de la excelencia, para agasajar y deleitar a los afectos. Porque el espresso es el arte del pintor de mezclar los colores, es una sinfonía ejecutada por los muchos elementos que integran una orquesta.
La “Molienda”, es fundamental para lograr “il vero espresso italiano”. Aquí juega la importancia de la marca de café a elegir, porque la misma debe ser equilibrada. El café ya molido debe estar envasado en un packaging adecuado, que no permita el paso de la luz y al vacío. De este modo, sus cualidades se conservan intactas. Al abrirse, el aroma que desprende anticipa el inigualable sabor de un espresso “fatto in casa”.
La “Maquina”, un invento revolucionario que en 1901 cambio por completo la experiencia de beber café. A nivel profesional, “La San Marco”, es la que más se utiliza en las cafeterías de Europa, por que maximiza y garantiza las cualidades del mismo. En el mercado local, se encuentran maquinas de tipo hogareñas que nos permitirán desarrollarnos como verdaderos baristas, dejando correr nuestra imaginación entre texturas y cremas por la “passione per il espresso”.
La “Mano”, es la que nos involucra a lo tangible y nos permite darle delicadeza a los movimientos, con la intuición que garantiza el prensado perfecto, el cuidado de la temperatura exacta para la erogación del café, que se conjuga en la sublime caída, en forma uniforme y continua, de todo el cuerpo y la crema, en una taza previamente calentada. Es el momento del aroma y el sabor, sedoso y elegante, floral e intenso, o sea ”toda la pasión en un espresso”.
La “Mision”, se deprende por si misma del resto de las anteriores M. Porque si lo hacemos bien difundiremos entre los amigos el gusto, la cultura y la preparación de “Il vero espresso Italiano”.