En los últimos años, se suscitó una polémica. Algunos vivillos, que nunca faltan, trataron de cotizar a una parte de Villa Crespo llamándola Palermo Queens. Aprovechándose del boom que ha provocado la zona llamada Soho del barrio de Palermo, trataron de pegarse al éxito, y ponerle Queens a Villa Crespo. La verdad sea dicha, si bien allá por Aguirre y Serrano hay algunos Outlets de marca, Soho, al igual que su par neoyorquino, es incomparable. Muchachos: Palermo es Palermo. Villa Crespo es Villa Crespo. Son caviar y mortadela.
Ya nadie duda que Soho es la zona más cool de Buenos Aires. Y la que más atractivos le ofrece a los turistas. En las mesas de sus pubs o bares , se nota, se sientan los «más». Sean yuppies, publicistas o diseñadores de modas. Así que si quieres ser «top», como Magneto, lo primero que debes hacer es comenzar a recorrer Palermo Soho por su epicentro: la Plaza Serrano o Cortázar, centro de tantas polémicas con los artesanos que allí ofrecen sus productos. Alrededor de ella se encuentran tres lugares emblemáticos. El Taller ahora Sans, donde puedes tomarte un café o comer papas fritas. El Crónico, que te ofrece maní con cerveza. O Las Malas Artes, donde puedes beberte un capuchino mientras trabajas (o haces que trabajas) con tu lap top conectado al Wi Fi. La plaza ha sido remodelada, pero no ha perdido su esencia.
A pocas cuadras de allí se encuentra la Plaza Viejo, a la altura de la calle Armenia, que también esta siendo sometida a una remodelación para dejarla «pipi cucú» (¿se te habrá escapado, no?) Por allí está el Janio Café, De la Seda o Budweiser. Los fines de semana, diversos artistas ofrecen sus dibujos, pinturas o grabados. Esta muestra revela trabajos muy interesantes, quizás contrastando con lo que se puede ver en algunas de las galerías de «arte» que podemos encontrar por todo Soho. El artista plástico Pablo Rubin, un conocido y creativo vecino, nos decía «la mayor parte de las galerías no tienen arte y no están a la altura de las circunstancias. Lo único que hacen es aprovecharse del turista inexperto». Coincidimos plenamente con la versión palermitana de Jackson Pollock.
En Palermo Soho podemos encontrar restaurantes de la talla de Kayoko, de la calle Gurruchaga, especializado en Sushi. O bien comer un bife de chorizo en el Social Paraíso de la calle Honduras. Una tabla patagónica en el Argento de Cabrera. Allí cerca, en esa misma calle, comerse un cordero en Kendra es otra buena opción. Y si no la Cocina francesa en Cluny de la calle El Salvador. Si quieres ver un buen show tienes el Viejo Indecente de la calle Thames. Si vas a Palermo Soho no puedes ir así nomás. Tienes que empilcharte como Dios manda, así que previamente, en la semana, date una vuelta por Salsipuedes, A. Constantini, Faccinelli o Boreal, solo algunos de los más conocidos boliches de ropa femenina. O Tribu, Boating, Mercer o Chibel para los machos «cool».
Palermo Soho tiene pubs, cafés, excelentes restaurantes, negocios de artesanías o ropa, y además conserva bastante su arquitectura original, pese a que ya algunas torres como el edificio La Esmeralda de la calle Soler comienzan a alterar este equilibrio. Esta combinación de barrio y centro «fashion» es lo que lo hace atractivo. Soho es epicentro de la movida joven. Es «el» lugar de levante. Por las noches ni que hablar. Pero además, si tienen suerte, podrán encontrarse en cualquier mesa en la vereda, tomando un café mientras escribe alguna reflexión trascendente, al conocido periodista de Palermonline, Ernesto Magneto. Magneto jamás cruza la Avenida Córdoba para adentrarse en Villa Crespo. Antes prefiere morir.