Un resonado caso ocurrido en el hipódromo de Palermo puso en el foco el tema del dopaje en las carreras. La creación de un laboratorio único para todos los hipódromos que a su vez fije las sanciones cuando se registra un caso de dóping es fundamental para la actividad, según la opinión de los expertos.
El doctor Esteban Di Gennaro, docente y con 35 años de experiencia en la actividad, explica que “desde los griegos hasta el momento ha sido un tema inevitable en la competencia cualquier forma de llegar a tomar una ventaja al contrincante, hasta legal o ilegalmente, es una realidad tangible. Si el concepto básico del deportista es ganar, desde ese mismo momento empezamos”. Di Gennaro explica que lo que se debe observar es cómo se aumenta la performance con el uso de «todo el grupo de las aminas simpaticomiméticas, que son las anfetaminas y cualquier derivado de las mismas”.
El catedrático, explica que los medicamentos que se utilizan van desde analgésicos que actúan como aspirinas a opiáceos y corticoides, los cuales tienen una acción calmante. “Lo que últimamente está en boga son todos los grupos anabolizantes con lo que se busca el desarrollo muscular del animal más allá de sus acciones normales. Entonces terminamos con animales hipertróficos muscularmente con una potencia anormal”, dice y añade que además «los anabólicos sirven para desarrollar algunas masas musculares específicas que no se han desarrollado por alguna patología, lo que no se aplica para animales sanos. La utilización de cualquier anfetamina en un animal para que ande mejor, va a ponerlo en una sobrecarga que no es natural, y si el anabólico no corresponde y es usado a nivel general puede transformar al animal en una bestia al no respetar su fisiología».
El veterinario explica que todos los que están involucrados de alguna manera en la hípica son los primeros responsables en que las cosas cambien, sobre todo respetando los tiempos fisiológicos del animal. Además manifiesta que si se quiere que los animales anden mejor, la industria se debe abocar en tener calidad en cuanto al desarrollo del animal. “Le puedo asegurar que se rompen muchísimos más animales por no tener las canchas en condiciones que por otra razón. Es un tema muy ríspido ¿Quién le pone el cascabel al gato? Es más fácil esconderse detrás del doping y no ver lo que está mal”.
Por su parte, el doctor Mario López Oliva, quien es integrante de varias asociaciones y representaciones de la medicina veterinaria, explica que sería importante y estratégico que se cambie el modo de entrenar y atender a los caballos, ya que todos los animales tienen puntos débiles que es necesario detectar antes de que se manifiesten como una lesión, porque un mal entrenamiento o el mal estado de las canchas pueden producir lesiones. “El secreto está en conocer los caballos que atendemos cuando están sanos, porque es común, en nuestro medio, que llamen al veterinario cuando el caballo ya tiene el problema”, señala.
Según López Oliva, en los últimos años se ha incrementado alrededor del mundo la necesidad de cuidar más a los caballos en todas la actividades de las que forman parte, para que no reciban medicación en forma ilegal, lo que se lograría coordinando una lucha en contra de las sustancias prohibidas, cuestión que necesita la atención de todas las autoridades del sector. “Son muy comunes en países como Singapur, Hong Kong e Inglaterra, los análisis sorpresa. Esto es un equipo que va a las caballerizas en cualquier momento y extrae material de cualquier caballo estabulado. Desde mi punto de vista, hoy es grave encontrar un caballo con alguna sustancia prohibida en su organismo”, indica.
Sin embargo, los problemas parecen ir más allá que el tema del dopaje. Para Di Gennaro, desde los mismo haras que engendran caballos deportivos, tienen que producir animales que alcancen el nivel que el mercado pide. “Yo voy a buscar animales que tengan la característica de precocidad que no son propias del animal. Como el tema que de sacarle el Lasix -un fármaco con potente acción diurética-, ¿Quién fue el responsable que se pueda dar Lasix?, nosotros. Y después de años de inversión a nivel país, a nivel mundo, para permitir el uso de la furosemida, de buenas a primeras salimos como paladines de la justicia y decimos “no se puede”. No se puede hacer y jugar con la inversión de la gente con esa liviandad. Es una actividad difícil y cuando nos manejamos sin criterio, es atentar contra la actividad constantemente”.
Ambos profesionales concuerdan en que existen muchos inconvenientes en los cuidados de los caballos, lo que redunda en el posterior rendimiento del animal. Di Gennaro explica que hace años era un accidente que un caballo debutase antes de los tres años y hoy es común que lo hagan a los dos, cuestión que acorta el tiempo para su desarrollo. “Hoy tenemos patologías que son propias del inicio excesivamente precoz, entonces es una trampa creada por nosotros mismos. Cuando yo empecé a trabajar, un peón cuidaba dos animales. Imagínese la dedicación que tenía por animal ese individuo. Hoy es impracticable, donde lo normal es que manejen cuatro o cinco animales” señala, y agrega que los cuidadores no pueden dedicarles el tiempo que necesitan en cosas simples como colocar hielo o masajear al animal y “una cosa trae la otra”.
Por su parte, López Oliva apunta que es muy común en el sector del turf, que los tratamientos los administre algún integrante de la caballeriza en vez del médico veterinario y no todos los tratamientos son los indicados por el facultativo, sino que muchas veces lo indica el entrenador. “Cuando sucede esto último es cuando los caballos se ven expuestos a cualquier tipo de respuesta negativa, no sólo sobre su fisiología, sino también sobre su integridad física”. Añade que “sólo hay dos sustancias que se permiten aplicar el día de la competencia, y son los diuréticos y los analgésicos, y no a todas las categorías de caballos o de carreras. Desde mi punto de vista no debería permitirse aplicar ningún medicamento el día de la competencia como sucede en Europa y en Asia. Es muy difícil manejar los permisos de medicación, ya que en una carrera se medica al 90 por ciento de los caballos, aunque haya algunos que no lo necesiten”.
Cabe recalcar que hoy los controles se realizan tanto en el laboratorio que funciona en el Hipódromo de San Isidro y en el Cenard para Palermo, los cuales son centros de alto nivel. López Oliva explica que desde el año 2001 que se está tratando de organizar un centro único para todos los hipódromos oficiales, que realice todos los análisis. “Las Comisiones de Carreras de cada Hipódromo son los que sancionan cualquier infracción. Estas comisiones deberían desaparece y contratar en su reemplazo a gente profesional que dictamine sobre cualquier infracción al reglamento general de carreras” explica. Para Di Gennaro el concepto de un laboratorio único es básico para que no haya diferencias en ningún hipódromo, y para que las sanciones sean originadas desde el mismo sitio, lo que permitiría que las cosas fuesen más claras al no permitir las diferencias.
El tema de la ley que pretende la gobernadora y que por ahora no está en condiciones de sancionar, puso en el tapete la necesidad de que la industria de la hípica cambie, pero también mostró que muchos de sus componentes no quieran hacerlo. La solución del turf no parece ser el dinero proveniente del fondo, sino un cambio de actitud y propuestas sustentables que le den a la hípica un marco de solidez. Por ahora, parece que las cosas están lejos de cambiar, como explica Di Gennaro “es muy de nosotros pasar de un extremo al otro, sea en la política, sea en el día a día. No se puede transformar el tema del doping en una caza de fantasmas, son drogas específicas las estimulantes. No buscar drogas menores que pueden, por un error de manejo aparecer y hacer que todo sea más difícil. Tenemos que buscar las drogas que realmente importan y afectan al rigor del animal”.