¿Te sucede que solés encapricharte con personas que terminan siendo poco adecuadas para vos? ¿Cuál es el resultado final para tu bienestar y felicidad?
Construir un buen amor no es algo sencillo. Como me comentaba un empresario de 75 años en una de las capacitaciones que brindo, quién está casado desde hace 45 años y se siente muy bien con su esposa, es una cuestión de “poner algo” todos los días en el vínculo. No hay nada que esté hecho. Una relación de pareja es una construcción diaria que ambos integrantes precisan cultivar.
Muchas personas sufren y padecen problemas en el amor, debido a que tienden a apostar por personas complicadas, vuelteras, histéricas y agresivas. He visto muchas de estas personas en el consultorio y en mi vida personal. Y realmente sufren porque ellas sienten y creen que ponen todo de si mismas para conocer a la persona con quién construir un proyecto familiar..o bien experimentar una relación equilibrada y saludable de pareja.
Si por casualidad, te sucede que estás en una relación amorosa o pasional con una persona y el saldo final es que experimentás sufrimiento, es bastante probable que estés padeciendo el síndrome del “nene o nena caprichosa”. El mismo consiste en encapricharte con tu idea de querer estar en pareja a toda costa, y hacerlo justamente con la persona que no está preparada madurativamente para ello. Bajo este síndrome, podés enamorarte o verte irrestiblemente atraído/a por personas infantiles, egocéntricas, poco receptivas. Se denomina síndrome de nena caprichosa, porque insitís en vincularte con una persona que te da señales claras que no está disponible para un vínculo adulto y presente. Muchas mujeres, en ese sentido, se quedan hechizadas por las “palabras dulces” que un hombre complicado puede decir en sus oídos. No se trata de lo que te dicen, sino de lo que hacen, ya que los pingos se ven en la cancha.
Una sugerencia simple y efectiva, cuando quieras conocer más a fondo a una persona para chequear si vale la pena establecer un vinculo de pareja, es prestar atención a sus actos…¿Es una persona congruente entre lo que dice y hace? ¿Suele hablar mucho y cumplir poco? ¿Se compromete con estar presente? ¿Puede dialogar adultamente sin evadirse ni enojarse, interrumpiendo un vinculo? ¿Está abierta a trabajarse para crecer y evolucionar? Estas simples preguntas, si te las formulás mientras conoces a alguien, pueden ayudarte a elegir de manera más sabia a tu pareja.
De paso y más importante, aprovechá y obsérvate a vos mismo/a y contestate estas preguntas, mirándote detenidamente….¿Solés actuar como una persona caprichosa en el amor? ¿Qué resultados obtenés? No hay nada mejor para un buen amor equilibrado, que practicar la sinceridad con nosotros mismos. Aunque nos duela en principio.
Un abrazo cálido.
Pablo Nachtigall
Psicólogo clínico, Capacitador y escritor.