Sobre el nombre Tango hay cientos de versiones diferentes, por ejemplo, en España la palabra tango se usaba para referirse a un palo flamenco, o en las colonias españolas se refería al lugar en que los esclavos negros celebraban fiestas.
El cuerpo no engaña y en sus manifestaciones está el individuo y su personalidad: violento, sereno, firme o indeciso.
Bailar implica animarse a ser; y animarse a bailar tango implica superar miedos, vergüenzas y el temor al ridículo. El arte del guerrero consiste en vencerse a sí mismo. La sutileza, el equilibrio, el desplazamiento cadencioso se gana con la práctica. Miente quien afirme que domina el tango; se miente a sí mismo quien cree que no tiene nada que aprender. Esta disciplina se tarda en conocer lo que dura una vida; y esa riqueza la vuelve extraordinaria.
Se diría en principio que para que esta danza alcance un grado óptimo debe reunir elegancia, sensibilidad y juego. Lo que en otras palabras se denomina postura, cadencia y creatividad, tres condiciones sobre las que nos referiremos más adelante. De nada sirve el gran milonguero que no se conmueva con el tic-tac que lleva todo tango en sus entrañas, ni el que haciendo gala de la mejor técnica repita prolijos movimientos y termine por aburrir y aburrirse. Visto está que cuando un varón y una mujer se encuentran «bien parados» lucen más atractivos al ojo de quien observa. De sus valores, su capacidad de expresarse como pareja, dependerá la posterior invitación a bailar y la aceptación. Resulta más difícil ejecutar movimientos en un estilo sencillo y prolijo, con cadencia, manteniendo la unidad de la pareja, sin que decaiga la emoción y la diversión, que efectuar llamativas figuras que no guardan relación ni con el espacio a que deben ceñirse los bailarines ni con las épocas en que se desarrolló la mayoría de las melodías que hasta hoy escuchamos en las milongas.
El tango nace en Buenos Aires a finales del siglo XIX, la mayoría de los estudiosos establecen su origen en la década de 1880. En un principio se trataba de una manera particular de bailar. Musicalmente, en sus comienzos, el tango era interpretado por grupos entre cuyos instrumentos se encontaban el violín, la flauta y la guitarra. A veces, a falta de guitarra se usaba como instrumento de viento un peine con una hoja de papel de fumar.
El bandoneón es incorporado alrededor del 1900 reemplazando a la flauta.
La mayor parte de la sociedad de Buenos Aires estaba compuesta por inmigrantes de poca educación, principalmente obreros. Ellos comienzan a bailar el tango en tugurios y lupanares, siendo así desde sus comienzos relacionado con el ambiente prostibulario, ya que eran sólo prostitutas las presentes en las academias o perigundines.
Todo esto hace que las letras de los primeros tangos sean procaces y obscenas. Debido a esto, el tango no era aceptado en el ambiente de la alta sociedad y así, permaneció durante muchos años como algo marginal y de clase baja. Algunos muchachos de clase alta, sin embargo, disfrutaban de esta manera sensual y provocadora de bailar.
Los muchachos de clase alta serán los que lleven el tango a Europa, ingresando por París, donde tuvo excelente acogida. Paradójicamente, Buenos Aires, la ciudad en la que tuvo su origen, tuvo que copiar a París para finalmente tener aceptación en la alta sociedad.
Sin dudas, el principal referente del tango es Carlos Gardel, de quién algunos dicen que nació en Francia (en Toulouse), mientras otros afirman que nació en Uruguay (en Tacuarembó). Más allá de esta controversia, es innegable su talento y se ha convertido en el máximo representante del tango.
En Buenos Aires contamos con excelentes academias de tango, los mejores profesores, milongas y shows de tango. Buenos Aires es el lugar para aprender a bailar tango, para disfrutar de una cena show y de algún espectáculo de tango.