Ringo Bonavena fué vecino de Palermo

Antes de la casa de Piedra. Es la delimitada por Las Heras, Ugarteche, J. M. Gutierrez y República Árabe Siria (digamos mejor Malabia, como le sigue diciendo todo el mundo). Vinieron a vivir en él algunas figuras conocidas, entre ellas Ringo Bonavena.

Hace 40 años ya. Fue el 22 de mayo de 1976, en plena dictadura salvaje, cuando la conmoción popular corrió por dos senderos encontrados. Porque unas horas antes de que Víctor Galíndez protagonizara su épica y sangrienta victoria ante el estadounidense Richie Kates, una noticia cruel perforó la sensibilidad de los argentinos: Oscar Natalio Bonavena, el grandote fanfarrón, que de provocador resistido había ascendido al rango de ídolo nacional por sus travesuras de pícaro de barrio, ocurrente y mediático, pero -especialmente- por su imagen de guapo boxeador, moría asesinado a la salida de un burdel en Reno. Tenía apenas 33 años. Cinco días después una multitud de más de 100 mil personas despidió sus restos tras un velatorio en el Luna Park y en el recorrido hasta la Chacarita.

Quiero hablar ahora de una manzana que para los niños de nuestra época tenía gran importancia, aunque distinta según el sexo.

Para las niñas estaba asociada con el miedo, para los niños con la aventura.

Casualmente, esta manzana es en la que yo vivo actualmente. Es la delimitada por Las Heras, Ugarteche, J. M. Gutierrez y República Árabe Siria (digamos mejor Malabia, como le sigue diciendo todo el mundo).

Actualmente está ocupada por la que muchos llaman la «Casa de Piedra» y otros «La casa de los gansos»; y por edificios de departamentos y negocios.

Pero cuando nosotros vinimos a vivir al barrio era un terreno rodeado de una cerca de ladrillos, de la que aún se conserva una parte, mejorada con falsas columnas de revoque, en la calle Gutierrez. Sólo tenía acceso por una puerta cochera de chapa acanalada, en bastante mal estado, que ocupaba la esquina de Las Heras y Ugarteche. En las muy contadas ocasiones en que sorprendí esa puerta abierta pude ver adentro una casucha pésimamente conservada, con más aspecto de rancho que de vivienda ciudadana..

Todo el resto de la manzana estaba ocupada por plantas, de las cuales algunas sobrevivieron a la posterior transformación en parque, entre ellas la hermosa magnolia, cuya altura actual la libra de las depredaciones que sufría en su juventud. No era una vegetación ordenada, sino una mezcolanza de árboles y arbustos, de adorno y frutales. Justamente estos últimos eran la razón de la vocación aventurera de los niños, que saltaban la cerca (pese a los vidrios de su parte superior), no sólo para robar la fruta, sino para divertirse con el enojo del propietario, que los corría con insultos y escopetazos de perdigones.

Este propietario, un anciano de mal carácter, vivía como un ermitaño, encerrado en su finca, según creo acompañado por una mujer que le hacía las tareas domésticas. Los chismes vecinales lo identificaban como el propietario de gran parte del barrio, cuyo apellido dio nombre a un edificio y una inmobiliaria. No me consta el hecho, como no me consta que la madre de un chico vecino nuestro disfrutara de un legado otorgado por él por haberlo servido.

Lo cierto es que, después de su muerte, se inició la construcción de la casa de piedra, que inicialmente tuvo como parque toda la manzana y estuvo destinada al alquiler. Debido a la incidencia de las leyes de alquileres y propiedad horizontal, los departamentos y la parte de terreno sobre media cuadra de Las Heras y las cuadras de Malabia y Gutierrez fueron puestos en venta. Y ahí comenzó un largo pleito, ya que los adquirentes de los departamentos sostenían que toda la manzana era de ellos, y los propietarios que sólo tenían derecho al terreno ocupado por los cimientos.

Al final, un juez falló por la división actual y los lotes se vendieron, comenzando las construcciones. Como el edificio de la esquina de Las Heras y Malabia tenía cierta categoría, vinieron a vivir en él algunas figuras conocidas, entre ellas Ringo Bonavena.

Fue el comienzo de una cierta «inmigración» de personajes, que se acentuó después con la construcción de las torres en lo que había sido la cervecería Palermo.

Marzo 2007: Se incendió el hotel donde mataron a Ringo

Se trata del Mustang Ranch, en Las Vegas, Nevada, en Estados Unidos. El mítico boxeador argentino murió allí en 1976. En esa época el dueño del lugar era un ex manager, Joe Conforte, que según los rumores, lo mandó matar porque Ringo tenía un romance con su mujer. Allí asesinaron a Oscar Natalio Bonavena, el 22 de mayo de 1976.