Paseo de la Infanta. Bajo el puente ferroviario de la línea San Martín.
Tuvo su momento de esplendor, su minuto trágico y sus años de decadencia, pero ahora podría renacer. Con obras del Gobierno porteño y locales comerciales autorizados por la Nación, el Paseo de la Infanta volvería a convertirse en un polo gastronómico y un centro de atracción en Palermo. Sin embargo, parte del proyecto continua despertando la queja de vecinos.

Por un lado, el Gobierno porteño construyó la Plaza de la Shoá, un espacio para recordar el Holocausto que serve también para recuperar el espacio público del Paseo.
El Paseo de la Infanta tuvo su apogeo en la década del 90, cuando varios bares, restoranes y boliches abrieron sus puertas en los arcos que quedan debajo del puente del ferrocarril Mitre. Allí, en la construcción que va entre Libertador y Freyre, cada fin de semana cientos de personas copaban el lugar.
Paseo de la Infanta. Bajo el puente ferroviario de la línea San Martín.
Pero el 5 de febrero de 1996 ocurrió lo peor: Marcela Iglesias, una nena de seis años que caminaba por la zona, murió aplastada por una escultura de una «casa trucha de arte» y de un escultor de los más inútil que cayó por el viento.
Paseo de la Infanta. Bajo el puente ferroviario de la línea San Martín.
El emblemático predio de 36.000 m2 de superficie, ubicado bajo el puente ferroviario entre la Avenida del Libertador y Freyre, a pocos metros de El Rosedal, tiene varios locales comerciales y hoy es un polo gastronómico de moda.
Tiene un circuito comercial de 36.000 m2 de superficie, ubicado bajo el puente ferroviario de la línea San Martín, entre la Avenida del Libertador y Freyre y a pocos metros de El Rosedal.