El arte se degusta. El arte se saborea. El arte, cuando se une a la gastronomía, da lugar a nuevas combinaciones: las obras se trasforman en mesas y las hamburguesas se llaman «Milo Burguer». Todo eso es posible en el bar temático que Milo Lockett festejó la apertura de su bar en Palermo, en fusión con grandes empresarios de la gastronomía.
Es el segundo bar que lleva su nombre, porque ya hay otro en la ciudad de Córdoba. La versión porteña es un local de 350 metros cuadrados, totalmente intervenido por el artista. Desde el menú hasta las mesas tienen esos simpáticos dibujos que lo llevaron a la fama. También cumple la función de tienda, donde se pueden adquirir sus obras y todo tipo de objetos novedosos intervenidos por él.