Los premios Braford de Gran Campeón Macho y Reservado Gran Campeón

La cabaña La Dominga, ubicada en Ischilín, Córdoba, hizo doblete entre los machos en la raza Braford. Dos de sus ejemplares se quedaron con los premios de Gran Campeón Macho y Reservado Gran Campeón de la raza sintética, durante la jura realizada este lunes por la tarde en la pista central de Palermo. Un toro de 18 meses, hijo de Goliat, otro toro referente dentro de la raza Braford, fue consagrado como el mejor; mientras que un reproductor nacido en mayo de 2016 fue elegido como segundo mejor toro. Este es un ejemplo de la línea de mejoramiento genético que viene desarrollando la cabaña cordobesa, ya que es hijo de la gran campeona hembra que el establecimiento obtuvo en Palermo en 2013. Exposición Rural: la onda es equiparse

La cabaña La Dominga, ubicada en Ischilín, Córdoba, hizo doblete entre los machos en la raza Braford. Dos de sus ejemplares se quedaron con los premios de Gran Campeón Macho y Reservado Gran Campeón de la raza sintética, durante la jura realizada este lunes por la tarde en la pista central de Palermo.

Un toro de 18 meses, hijo de Goliat, otro toro referente dentro de la raza Braford, fue consagrado como el mejor; mientras que un reproductor nacido en mayo de 2016 fue elegido como segundo mejor toro. Este es un ejemplo de la línea de mejoramiento genético que viene desarrollando la cabaña cordobesa, ya que es hijo de la gran campeona hembra que el establecimiento obtuvo en Palermo en 2013.

«Es un alegría inmensa, ya que somos una empresa familiar; es un logro de todo el equipo de trabajo que tiene como objetivo el desarrollo genético para la producción de carne», aseguró un emocionado Alejandro Lauret, director técnico de la cabaña. De los siete ejemplares que llegaron a la fila final para consagrar a los grandes campeones, tres de ellos eran de La Dominga. Ninguno de los dos ejemplares premiados va a salir a la venta, ya que pertenecen al núcleo genético del centro de inseminación (CIAVT), ubicado en Venado Tuerto.

A través de la fertilización in vitro, que tiene como fuente a un selecto grupo de donantes y reproductores, los embriones de la cabaña cordobesa ganan mercados en el exterior.
Si bien son campos duros, el entorno ofrece un buen lugar para hacer ganadería. Sobre el pie de sierra, donde el duraznillo y romerillo merecen la atención, los lotes con Panicum coloratum sirven de sostén para que una selección de los mejores Braford desarrolle su función reproductiva.

La imagen está ubicada en Ischilín y pertenece a la cabaña La Dominga. Aquí, desde 2013, la empresa familiar liderada por Alejandro Lauret ha logrado desarrollar un modelo de producción de genética superior que no solo tiene como objetivo el mercado interno, sino también la exportación.

La técnica de fertilización in vitro es la que ha permitido al establecimiento darle velocidad de multiplicación a su selecto grupo de donantes y reproductores.

Plantel de selección
En esa selección de 40 ejemplares de elite se destaca Dominga, la gran campeona Braford en la Exposición Rural de Palermo 2013.

“Hemos hecho mucho hincapié en la producción de embriones, y ahora con la técnica de la fertilizaciones in vitro la estamos aplicando al ciento por ciento de la producción”, aseguró a Agrovoz Alejandro Lauret, titular de la cabaña y director genético del establecimiento.

Con excepción de los meses de más calor (diciembre y enero) y frío (junio y julio), el plantel de donantes aporta material genético (ovocitos) cada 15 días.

El embrión se forma con la incorporación del semen de los reproductores, que pueden ser del propio programa de la cabaña o de líneas que existen en el mercado nacional.

Al momento de incorporar un macho o una hembra a su plantel de reproductores, la selección es minuciosa.

“Hacemos foco en su respaldo genético en cuanto a su genealogía, siempre teniendo en cuenta que sean animales probados y que tengan tanto descendencia de padre como de madre”, expresó Lauret en su función de director genético.

El objetivo es lograr animales con rusticidad, adaptabilidad, precocidad sexual, mansedumbre, fertilidad y eficiencia de conversión.

El trabajo genético desarrollado por el establecimiento se ve en las pistas. El año pasado, la cosecha de cucardas arrancó en julio en Palermo, donde obtuvo un campeón junior y dos reservados campeones, siguió a comienzos de septiembre en la Exposición de Jesús María, con la gran campeona, y terminó en la Expo Bra, en La Banda (Santiago del Estero), con la reservada gran campeona hembra, campeón junior y tercer mejor macho.

Servicios
En el uso de la técnica de la transferencia embrionaria, la estrategia de la cabaña va más allá de la venta del embrión. La mira está puesta en que el productor pueda lograr un ternero.

“Hacemos ventas de preñeces”, aclaró el criador.

Desde 2008, La Dominga trabaja con la empresa Biotecna, una franquicia de la compañía In-vitro Brasil, con sucursales en Corrientes y Colonia Caroya para los servicios de transferencia de embriones.

La prestación consiste en transferir el embrión en los vientres receptores, previamente sincronizados. A los 35 días de implantado se constata la preñez, que luego se reconfirma a los 100 días, a través de un tacto y una ecografía.

“Decimos que a los 35 días hay una preñez temprana, porque siempre hay un nivel de pérdida entre los 40 y 75 días”, explicó Lauret. Durante el año pasado, la cabaña produjo 1.450 embriones, de los cuales entre 500 y 600 se destinaron al mercado nacional; el resto fue para la exportación.

Lauret dimensionó cómo fue el crecimiento de la demanda doméstica de este tipo de reproductores. “Las primeras ventas hace tres años eran de 20 preñeces y hoy ya estamos en 250 preñeces, que equivalen entre 500 y 600 embriones. La preñez promedio ronda el 40 por ciento”, explicó.

Proveedor regional
Con este esquema de reproducción de genética superior, La Dominga ya desembarcó en Paraguay y espera el visto bueno para hacerlo en Uruguay, Colombia y posiblemente en México.

A partir de la transferencia de 600 embriones, las expectativas están puestas en obtener entre 250 y 300 nacimientos durante este año en tierras paraguayas. La mitad será producto de la venta de la cabaña y el resto a partir de dos convenios con criadores del Chaco Paraguayo.

La cabaña Ñasayndy, de Carlos Cabral, uno de los promotores de la raza Braford en Paraguay, y el establecimiento Chaco Porá, de la familia Sawatzky, en la colonia menonita en Filadelfia, son parte de la difusión de la genética de La Dominga en el país vecino.

“Estamos iniciando los trámites para llevar embriones a Uruguay, que es un mercado más pequeño, pero que está teniendo mucho desarrollo para las razas sintéticas”, adelantó Lauret.

El ingreso a Colombia también está en carpeta. Un viaje realizado el año pasado a una ronda de negocios le permitió a la cabaña cordobesa captar el interés de establecimientos colombianos.

El 10 de marzo, una delegación de ese país visitará los campos de La Dominga, a los fines de avanzar hacia un acuerdo comercial.

México es otro mercado interesado en la genética del establecimiento. “Tuvimos la visita de cabañas mexicanas en un remate y quedaron muy entusiasmados con nuestros reproductores”, sostuvo el productor.

A dos kilómetros de la cabaña, en Ischilín, La Dominga tiene su central de receptoras, donde el objetivo para este año es elevar el volumen de producción por transferencia embrionaria. De acuerdo con lo manifestado por Lauret, durante 2017 la cabaña registró 90 preñeces nacidas y este año la proyección es de alrededor de 350 nacimientos, entre animales propios y de convenio.

Embriones y en pie
Sin llegar a tener el protagonismo que aún tiene para el negocio de la cabaña la venta de reproductores en pie, las preñeces por transferencia embrionaria crecen en facturación. “De ser un cinco por ciento hace tres años, hoy representa entre 35 y 40 por ciento de la facturación de la cabaña”, comparó.

La venta de productores en pie de La Dominga tiene dos fechas en el calendario: los primeros días de agosto, en Quimilí; y en octubre, junto a otras cabañas, en Santiago del Estero, en una subasta de elite. Se agregan las ventas a particulares y en las exposición más importante del país, entre ellas la Rural de Palermo, en julio, y la subasta de elite en diciembre, también en el predio palermitano.

“El precio de un embrión equivale al precio de mil kilos del índice de novillo, mientras que los toros Braford hicieron el año pasado un promedio de alrededor de 75 mil pesos”, comparó Lauret, a modo de referencia entre ambos mercados.

Convencido de que la demanda de reproductores en Argentina seguirá en expansión, el cabañero destaca las ventajas de la genética a través de la biotecnología.

“El embrión está allanando los caminos de selección. Hay cabañas de las razas sintéticas que trabajan desde hace 35 a 40 años en selección genética y hoy, con la técnica de los embriones, se están ahorrando todo ese tiempo”, fundamentó.

Para Lauret, la técnica ofrece un animal genéticamente superior nacido en el campo donde se va a desarrollar, con la ventaja que significa estar adaptado a esas condiciones agroecológicas.