Eugenio Ramírez comienza en el año 2003 una búsqueda pictórica que se resuelve en una celebración de los lugares y las situaciones que lo impactan. Las escenas que su obra muestra parten de fotografías que, en la mayoría de los casos, él mismo ha registrado. Pero a lo que la fotografía ofrece en tanto documento, su obra le añade una perspectiva que es siempre personal. La operación no es simple pues se trata de pintura -no hay que olvidarlo-, es decir, de color sobre una tela. Quien quiera confundirla o asimilarla a lo real ignora la intermediación de la pintura.
Ramírez traduce planos, volúmenes y profundidades en manchas de color, con una técnica que es imposible soslayar. Porque de tan minuciosa, exhaustiva y precisa resulta un ejercicio de indagación que persigue primero ver y luego mostrar. En el mismo momento en que nos paramos frente a su obra empezamos a ver aquello que, de tan evidente, nos pasa inadvertido. Así es posible percibir los efectos de la convivencia entre objetos y seres reducidos a su condición de elementos gráficos.
Una estación de subte o una calle en su esplendor nocturno son equivalentes en su elocuencia. Su poder de interpelarnos parece ilimitado. Es necesario que un elemento, un taxi, por ejemplo se interponga para que advirtamos que la secuencia no es infinita. Pero el taxi o el colectivo nunca son opacos, se suman al espacio abigarrado con sus propios reflejos y luces.
La muestra retrospectiva de Eugenio Ramírez, presentada en la galería Central Newbery, en el corazón del barrio de Chacarita, Buenos Aires, exhibe obras de los últimos 15 años. Temas tan urbanos como los que se ven en Estación Retiro, o Semáforo se alternan con paisajes naturales y escenas familiares donde los personajes elegidos abren las puertas de historias y anécdotas. Trabajos cercanos al Pop-art, las figuras y vehículos recortados en madera parecen cobrar volumen y adelantarse hacia el espectador.
Por momentos la coexistencia de elementos tan heterogéneos -que no son otros que los que el azar de la realidad suele juntar-, resulta sorprendente. En cualquier caso, a nosotros nos toca no pasar de largo ante ese espectáculo.
Desde las 18 hs para brindar por el cierre de la muestra de pinturas de Eugenio Ramírez. No faltar!