Jardín de los Poetas en el Rosedal de Palermo.

Uno de los paseos favoritos de los porteños acaba de cumplir un siglo. Alberga 8.000 rosales de 93 especies y fue premiado con el Galardón Jardín de Excelencia.









El Rosedal es un emblema del diseño paisajístico y regala una imagen privilegiada dentro de la Ciudad: su particular encanto, resultado del trabajo de una de las grandes figuras del urbanismo porteño, le otorga una identidad propia. Conocer el Rosedal es una de las tantas buenas excusas para visitar el Parque 3 de febrero.


En sus casi cuatro hectáreas de superficie, el Rosedal cuenta con 8.000 rosales distribuidos en un diseño francés, clásico, simétrico. Hace tres años, la Legislatura lo declaró “Patrimonio Histórico de la Ciudad”.

Dentro de este maravilloso paisaje de rosales se intercalan los bustos de famosos escritores, a quienes se homenajea en el Jardín de los Poetas: Alfonsina Storni, Antonio Machado, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, Dante Alighieri. En el Jardín de Palermo hay otros monumentos a célebres figuras de las letras.

Dos siglos atrás, Juan Manuel de Rosas tenía en esas tierras su residencia de verano, mientras gobernada Buenos Aires. En 1875, Domingo Faustino Sarmiento bautizó al inmenso parque palermitano como 3 de Febrero, fecha de la batalla de Caseros, en la que Urquiza marcó el final del rosismo.

Jardín de los poetas lo llaman Rincón de los Poetas o Jardín de los Artistas

También hay muchas esculturas, entre ellas 26 bustos de poetas y escritores que se encuentran en el Jardín de los poetas.

Bustos del Paseo de los poetas

Gabriel Garcia Marquez
Miguel de Cervantes
Alejandro Casona
Dante Alighieri
Giaccomo Leopardi
Gibran Khalil Girban
Ramón Pérez de Ayala
Miguel Ángel Asturias
José Martí
Jorge Luis Borges
Rubén Darío
Miguel Hernández
Julián Aguirre
Rosalía de Castro
Paul-François Groussac
Fernán Félix de Amador
Rabindranath Tagore
Amado Nervo
Antonio Machado
Federico García Lorca
William Shakespeare
Taras Shevchenko (está fuera del Jardín por las locuras de los Legisladores Enfermos Porteños, (literalmente lo dejaron a fuera del Rosedal)
Alfonsina Storni
Schólem Aléijem

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El Jardín de los Poetas tiene su origen en la derogación de una medida. El 29 de octubre de 1924 se inauguró en el Rosedal un busto de bronce con la imagen del poeta y periodista Olegario V. Andrade que, así, fue el primer «habitante» del jardín.

Cuatro años después le siguió el escultor Lucio Correa Morales, pero en esa ocasión el intendente Horacio Casco dejó categóricamente aclarado que en adelante no se permitirían homenajes similares, para «no recargar la ornamentación escultórica» del lugar.

La disposición tuvo efecto retroactivo, por lo que no pudo prosperar la aprobación, refrendada en 1926, para emplazar un busto del músico Julián Aguirre. Hubo que esperar hasta 1934, cuando el intendente Mariano de Vedia y Mitre propuso y logró que se anulara la prohibición dictada por Casco.

Las iniciativas se multiplicaron y no parece haber motivo para que cesen, ya que el único requisito es la admiración que despierta la labor servida por el intelecto y el espíritu. Particularmente, la poesía, que aún sigue siendo capaz de dignificar la vida.

Desde el mármol o el bronce, entre muchos más, se encuentran William Shakespeare; Dante Alighieri; Giaccomo Leopardi; Antonio Machado; Federico García Lorca; José Martí; Alfonsina Storni, y Jorge Luis Borges, cuya imagen fue descubierta el 5 de diciembre de 1996.

Como se dijo, el jardín es una porción del Rosedal, o Rosaleda, sobre el que sí hay datos precisos: de 34.000 m2, está delimitado por las avenidas Del Libertador, Iraola, Infanta Isabel y Pedro Montt. Desde 1973, un sector constituyó la Plaza Holanda, pero en 1988 se redujo el espacio de aquélla, quedando desde entonces fuera de los límites del paseo.

Inaugurado el 14 de noviembre de 1914, propulsores del Rosedal fueron el intendente Joaquín de Anchorena, el director de Parques y Paseos, Carlos Thays, y su sucesor, Benito Carrasco.

Previo a su apertura, en 1910, el predio había albergado la Gran Exposición Industrial Argentina del Centenario, visitada por la Infanta Isabel de Borbón; el presidente de Chile, Pedro Montt; el político francés Georges Clémenceau; los escritores Ramón del Valle Inclán y Vicente Blasco Ibáñez, entre otros. Crónicas de la época se refieren al asombro de los extranjeros al ver lo que se fabricaba en nuestro país.

De la muestra se aprovecharon algunos armazones de hierro y vidrieras para construir el Pabellón de los Lagos, una confitería que funcionó hasta 1928 y que un año después dio paso al estupendo Patio Andaluz.

El motivo principal del patio es una glorieta -donada por el Ayuntamiento de Sevilla-, cuyo centro lo conforma una fuente de cerámica y mayólicas. En su base se lee su dedicatoria y procedencia, «de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y de los intrépidos navegantes».

Otra destacada zona del Rosedal (y la que le dio su denominación) es el Jardín de las Rosas, en el que actualmente se pueden admirar 15.000 ejemplares de unas 2000 especies de la flor que amó Rainer Maria Rilke y que de algún modo fue desencadenante de su muerte.

El rostro esculpido de uno de los mayores poetas contemporáneos no desentonaría con el resto del paisaje, tanto el literario como el florido. Sobre todo si se incluyera su epitafio, escrito por él mismo: «Rosa, oh contradicción pura, fruición, ser el sueño de nadie bajo tantos párpados».

ANTECEDENTES DEL JARDIN DE LOS POETAS

El Jardín de los Poetas tiene su origen en la derogación de una medida. El 29 de octubre de 1924 se inauguró en el Rosedal un busto de bronce con la imagen del poeta y periodista Olegario V. Andrade que, así, fue el primer «habitante» del jardín.

Cuatro años después le siguió el escultor Lucio Correa Morales, pero en esa ocasión el intendente Horacio Casco dejó categóricamente aclarado que en adelante no se permitirían homenajes similares, para «no recargar la ornamentación escultórica» del lugar.

La disposición tuvo efecto retroactivo, por lo que no pudo prosperar la aprobación, refrendada en 1926, para emplazar un busto del músico Julián Aguirre. Hubo que esperar hasta 1934, cuando el intendente Mariano de Vedia y Mitre propuso y logró que se anulara la prohibición dictada por Casco.

Las iniciativas se multiplicaron y no parece haber motivo para que cesen, ya que el único requisito es la admiración que despierta la labor servida por el intelecto y el espíritu. Particularmente, la poesía, que aún sigue siendo capaz de dignificar la vida.

Desde el mármol o el bronce, entre muchos más, se encuentran William Shakespeare; Dante Alighieri; Giaccomo Leopardi; Antonio Machado; Federico García Lorca; José Martí; Alfonsina Storni, y Jorge Luis Borges, cuya imagen fue descubierta el 5 de diciembre de 1996.

Como se dijo, el jardín es una porción del Rosedal, o Rosaleda, sobre el que sí hay datos precisos: de 34.000 m2, está delimitado por las avenidas Del Libertador, Iraola, Infanta Isabel y Pedro Montt. Desde 1973, un sector constituyó la Plaza Holanda, pero en 1988 se redujo el espacio de aquélla, quedando desde entonces fuera de los límites del paseo.

Inaugurado el 14 de noviembre de 1914, propulsores del Rosedal fueron el intendente Joaquín de Anchorena, el director de Parques y Paseos, Carlos Thays, y su sucesor, Benito Carrasco.

Previo a su apertura, en 1910, el predio había albergado la Gran Exposición Industrial Argentina del Centenario, visitada por la Infanta Isabel de Borbón; el presidente de Chile, Pedro Montt; el político francés Georges Clémenceau; los escritores Ramón del Valle Inclán y Vicente Blasco Ibáñez, entre otros. Crónicas de la época se refieren al asombro de los extranjeros al ver lo que se fabricaba en nuestro país.

De la muestra se aprovecharon algunos armazones de hierro y vidrieras para construir el Pabellón de los Lagos, una confitería que funcionó hasta 1928 y que un año después dio paso al estupendo Patio Andaluz.