El restaurante Clo Clo, un clásico de la gastronomía porteña, cerró sus puertas a causa de la gran inflación y los tarifazos que hicieron insostenible la situación.
Después de tres décadas, el local está vacío, nada queda de sus mesas y sillas para más de 250 comensales. En la puerta principal, se ve la correspondencia tirada desde hace más de un mes.
Era uno de los últimos grandes restaurantes que quedaba en pie, ubicado en un predio de siete hectáreas que contaba hasta con una huerta propia con plantas aromáticas, flores y especias que se utilizaban en cada uno de los platos. En 2015, recibió varios galardones internacionales como el International Hotel & Restaurante Quality Award otorgado por el Global Trade Leaders Club en Madrid y el Entrepreneurial Co. & World Business Leader Award, galardón de World Confederation of Business en Houston.
Fue cita obligada de muchas celebridades, desde Luis Miguel hasta Los Reyes de España.
En los últimos meses, la mayoría de su personal fue desvinculado, luego de pasar varios meses en los que cobraban sus sueldos con atrasos, según cuentan los propios mozos que más años pasaron en Clo Clo.
Por ahora, mientras nadie anuncie que reabre, se suma al listado de íconos como Hermann, Arturito y Lola, que no pudieron afrontar la caída de consumo.
Cada vez hay más cierres de locales gastronómicos y no se registran aperturas de nuevos locales gastronómicos.
Según datos de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Confiterías y Cafés (AHRCC), aseguran que en medio de la crisis económica que atraviesa el país, la gente cada vez sale menos a comer afuera.
MESAS VACIAS
La gastronómicos se declaran en estado de emergencia por la caída de su rentabilidad y por la pérdida de fuentes de trabajo. Los aumentos sostenidos de las tarifas de gas y electricidad resultan, para muchos comerciantes, imposibles de pagar cuando cada vez tienen más mesas vacías. Por otra parte, la carga impositiva es otro de los puntos que reclaman sean revisados.
«De lo que recaudamos, el 40% se va en Ingresos Brutos, IVA, aportes jubilatorios y cargas sociales. Somos una de las actividades que más trabajo intensivo genera, y sin embargo no recibimos ninguna mano estatal», explica Camilo Suárez, titular de la AHRCC
MESAS VACÍAS
Un restaurante chico de unas 25 mesas (alrededor de 100 cubiertos) paga por mes $ 35 mil de luz y alrededor de $ 20 mil de gas a lo que hay que sumarle $ 15 mil de agua. Y en el caso de un restaurante más grande (250 cubiertos) las tarifas se van a $ 50 mil de luz, $ 45 mil de y $ 20 mil de agua.
Los empresarios aseguran que vienen solicitando, que les permitan imputar aportes jubilatorios a cuenta del IVA. «Pero lo más urgente son las tarifas: hemos pedido muchas veces que se congelen, porque son exorbitantes, y ya anunciaron nuevos aumentos», enfatizó Suárez, quien también aseguró, que los Gobierno de la ciudad y nacional conocen perfectamente cuál es la situación del sector y cuáles son las medidas que estamos pidiendo». «Siempre estamos reclamando, siempre estamos pidiendo, pero hasta ahora no hemos tenido ningún resultado».